La influencia del orden
existe, y la tenemos al alcance de nuestra mano. Está presente en aquellas
cosas que, casi sin darnos cuenta, nos proporcionan un inesperado bienestar:
unos cajones organizados, la habitación de los niños con cada cosa en su lugar,
un escritorio equipado sólo con lo imprescindible, o una baulera bien
distribuida. Encontrar lo que necesitamos en el momento adecuado… no tiene
precio.
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